jueves, 26 de marzo de 2015

Un trabajo de todos


La Semana Santa pasa rápidamente. Pero hay un trabajo detrás que dura más tiempo y no debe pasar desapercibido. Durante el año, la directiva y colaboradores se reune para repasar, aportar ideas y ver los posibles errores, para corregir y mejorar al año siguiente. Aunque cuando más se nota el movimiento es en las semanas previas, y ahí es donde aparece más gente. Esa gente a la que quizá no se le dá el mérito que merece y en la que inconscientemente uno no suele pensar, y que es necesaria para que todo salga adelante. Cada persona tiene su cometido, comenzando desde la prepararación de la Capilla y la Iglesia, centros neurálgicos de las celebraciones. En la Iglesia Parroquial se construye el monumento, en el que los feligreses depositan velas, y los bancos suelen moverse hacia ambos lados para facilitar el tránsito de las imágenes por el pasillo. Durante las semanas previas, los encargados de cada paso se ponen en contacto con los costaleros habituales, por si estuvieran disponibles, o si por temas de enfermedad, trabajo, etc., tuvieran que buscar más gente para así turnarse o cubrir estas bajas. A continuación se procede a los ensayos con las andas en la capilla o el pabellón, con la misma música que hacen sonar las bandas que vendrán en las procesiones. Son importantes también los ensayos de los jovenes de banda de tambores que con ilusión se presentan cada año. El ensayo de la emocionante escenificación del desenclavo se suele realizar la semana anterior, como si de una obra de teatro se tratase. Y para que las imágenes luzcan en su explendor se revisa la iluminación, y las camareras se encargan de vestirlas, cambiarle los mantos, hábitos y ornamentarlas con flores, para posteriormente colocarlas en las andas. Y llega la hora de las procesiones, donde hay que preparar el orden en que saldrá cada una, con sus estandartes, ciriales, faroles, etc. que previamente deben estar preparados, así como los hábitos de los costaleros que se dejan listos tanto antes como después de las procesiones. Y tras la última (antiguamente la de la Soledad) toca recoger todo, a veces hasta altas horas de la madrugada, desmontando también el monumento, o llevando de vuelta alguna imagen, recogiendo faroles, orquillas, etc. Un trabajo que no se ve, pero está ahi, y merece ser reconocido por todos. 
Con este trabajo hemos conseguido realzar el patrimonio cultural de nuestro pueblo, con la ayuda inestimable de cofrades y vecinos. Gente de otras cofradías nos sigue a través de las redes sociales, recibimos llamadas de radio de emisoras locales y comarcales, o nos realizan reportajes en televisión. No hemos inventado nada. Como hemos dicho en alguna ocasión, hemos heredado un trabajo y dedicación de nuestros antepasados, y nuestra labor es la de continuarlo, conservarlo, y que las generaciones posteriores hereden el nuestro, y continúen así desmostrando su fé y devoción, y que esta tradición no se pierda. Somos humanos y nos equivocamos, pero aceptamos las críticas, cuando estas sean constructivas y nos ayuden a mejorar. Las destructivas las obviamos.

Los nervios hacen aparición y los teléfonos ya echan humo ultimando los detalles. Si deseas formar parte de la Cofradía de la Pasión de Nuestro Señor o colaborar en los actos, puedes hacerlo sin problema alguno. Puedes asistir cuando se convoque una reunión, enviar un correo electrónico o dejar un comentario en este blog y con gusto escucharemos tu aportación. Te esperamos.

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