lunes, 23 de marzo de 2020

UN POCO DE HISTORIA

UN POCO DE HISTORIA.
Los más jóvenes del pueblo solamente conocen la Semana Santa de Porto do Son, a través de la Cofradía de la Pasión de Nuestro Señor, pero nosotros simplemente recogimos el testigo de nuestros antepasados, añadiendo lo que en cada momento estimamos conveniente para su conservación y realce. Este es un pequeño artículo donde muchos conoceréis costumbres antiguas, y otros las recordaréis, y otro tipo de curiosidades.
Al igual que ahora, la primera procesión era el Viernes de Dolores, pero con el tiempo acabó desapareciendo hasta que tras la restauración de la imagen en el año 2005, la pudimos recuperar en el año 2006 tras décadas sin realizarse.
La procesión del Jueves Santo no comenzaba como ahora en la Iglesia Parroquial de San Vicente de Noal si no que al terminar los oficios, había que desplazarse hasta la Capilla de la Atalaya, de donde partía hacia la Iglesia, para luego retomar el camino, terminando en la puerta de las casas donde custodiaban las imágenes. El año 2004 fue el último en que la procesión terminó en estas casas (aunque la salida en esta ocasión fue desde la Iglesia). La casa donde custodiaban El Paso (y lo siguen haciendo) todavía existe, no así la del Ecce Homo, que ahora es un edificio de viviendas y local comercial.
En la actualidad, el anda que lleva el Ecce Homo era el que usaba la Virgen Milagrosa en su procesión del mes de mayo (se puede apreciar en fotos de al menos los años 50). De ahí que en sus laterales se observen uno de los emblemas de la Virgen María. Existe una imagen idéntica del Ecce Homo en la localidad vecina de Noia, que se diferencia en la capa y las potencias de la cabeza. Existe una gran veneración a esa imagen debido al asentamiento de la Venerable Orden Terciaria de Franciscanos en la localidad.
Al día siguiente Viernes Santo, el sermón del Santo Encuentro lo realizaba un sacerdote franciscano con un megáfono desde el balcón de la hoy desaparecida casa de Carlos Vinagre, situada a la izquierda del crucero y que fue derribada para ampliar la plaza. Muchos lo recordamos comenzando con el sonido de una trompeta de la Centenaria Banda de Música de Caamaño, y que provocaba la entrada en la Plaza de España de la imagen del Paso, subiendo por la pequeña cuesta de la Calle Fernando Fariña, encabezada por dos banderas negras (en la actualidad de color púrpura). Posteriormente se trasladó su salida a la Plaza Nueva. Los sermones eran muy emocionantes, aunque a veces eso provocase algún lapsus del franciscano llegando a equivocarse de localidad diciendo Noia en lugar de Porto do Son… o realizar dos o cuatro caídas en lugar de tres. Es recordado en la localidad cómo un municipal (Manolo “de Xan”) dirigía a los portadores del Paso (cuatro en ese momento) y avisando con su gorro para que procediesen a escenificar las caídas, realizándolas con una gran destreza y rapidez, que fueron perfeccionando con el tiempo.
Escribe Luis de Carreira en su reciente libro “Contos do Mar do Son”, sobre una extraña curiosidad de su juventud, en la que en la boca del soldado del Paso, que muchos hoy siguen llamando “Demo”, le colocaban una pava de cigarrillo. No deja de ser llamativo que el que escribe estas líneas, recuerde que recientemente haya visto colocado un cigarrillo en la imagen, quizá por seguir esta extraña costumbre o simplemente por mera casualidad. Una vez terminado el Santo Encuentro la comitiva daba la vuelta al crucero, continuando hasta la Capilla.
En la procesión del Santo Entierro, a los lados del Santo Sepulcro, la urna denominada coloquialmente como “Cama de Campos” por el apellido de su elaborador (en Noia también la llaman así al tratarse de la misma persona), caminaban dos Guardia Civiles, portando sus armas “a la funerala”, es decir, con la boca del fusil hacia abajo, en señal de luto, por la muerte de Jesús.
En las procesiones que discurrían por la carretera general, era habitual ver la imagen de la Virgen María que procesiona en el Santo Encuentro, en el portal de la casa donde se custodiaba a través de los cristales de la puerta (la antigua casa de la familia Pazos, en la actualidad un edificio destinado a viviendas).
Al paso de las procesiones era habitual (algunos lo siguen haciendo) que los bares, en señal de respeto, cerrasen las ventanas, cortinas e incluso sus puertas hasta que se fueran alejando.
En los templos, se cubrían las imágenes y las cruces (en las procesiones se tapaba la cruz con un pequeño manto de color púrpura), y el Viernes Santo no se colocaban manteles en los altares.
En cuanto a las imágenes, los que las manipulamos o las personas que las visten ya conocen cómo son, pero a mucha gente le sorprenderá saber que muchas no son de cuerpo entero. La Dolorosa que se encuentra a la entrada de la Iglesia, por debajo del hábito es maciza, de ahí su gran peso. La Borriquita también, y en la sección de fotos de nuestro facebook, podréis ver algunas en su fase de construcción. La imagen del Cristo del Vía Crucis, es la misma que la del Santo Sepulcro. Se guarda en un pequeño cubículo debajo de la Virgen de la Soledad en la Capilla de la Atalaya. En su espalda tiene un enganche para adaptarlo a la cruz. Otra imagen maciza es la del Ecce Homo
Las imágenes del Paso son articuladas en sus manos, y el Cristo a través de un gancho se adapta a la cruz, al igual que hace el Cireneo. La Verónica es otra que no tiene cuerpo entero, de ahí su poco peso. Desde el año 2006 luce un nuevo lienzo con la imagen del Cristo del Paso, donada por un cofrade. La Virgen de la Soledad, tiene unas manos y un corazón diferente durante el resto del año, que son cambiadas en Semana Santa.

Y hasta aquí unas pequeñas referencias de estas historias. Si conocéis alguna otra, podéis comentarla.

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