UN POCO DE HISTORIA.
Los más jóvenes del pueblo
solamente conocen la Semana Santa
de Porto do Son, a través de la
Cofradía de la
Pasión de Nuestro Señor, pero nosotros simplemente recogimos
el testigo de nuestros antepasados, añadiendo lo que en cada momento estimamos
conveniente para su conservación y realce. Este es un pequeño artículo donde
muchos conoceréis costumbres antiguas, y otros las recordaréis, y otro tipo de
curiosidades.
Al igual que ahora, la primera
procesión era el Viernes de Dolores, pero con el tiempo acabó desapareciendo
hasta que tras la restauración de la imagen en el año 2005, la pudimos
recuperar en el año 2006 tras décadas sin realizarse.
La procesión del Jueves Santo no
comenzaba como ahora en la Iglesia
Parroquial de San Vicente de Noal si no que al terminar los
oficios, había que desplazarse hasta la Capilla de la Atalaya , de donde partía hacia la Iglesia , para luego
retomar el camino, terminando en la puerta de las casas donde custodiaban las
imágenes. El año 2004 fue el último en que la procesión terminó en estas casas
(aunque la salida en esta ocasión fue desde la Iglesia ). La casa donde
custodiaban El Paso (y lo siguen haciendo) todavía existe, no así la del Ecce
Homo, que ahora es un edificio de viviendas y local comercial.
En la actualidad, el anda que
lleva el Ecce Homo era el que usaba la Virgen Milagrosa en su
procesión del mes de mayo (se puede apreciar en fotos de al menos los años 50).
De ahí que en sus laterales se observen uno de los emblemas de la Virgen María. Existe una imagen
idéntica del Ecce Homo en la localidad vecina de Noia, que se diferencia en la
capa y las potencias de la cabeza. Existe una gran veneración a esa imagen
debido al asentamiento de la
Venerable Orden Terciaria de Franciscanos en la localidad.
Al día siguiente Viernes Santo,
el sermón del Santo Encuentro lo realizaba un sacerdote franciscano con un
megáfono desde el balcón de la hoy desaparecida casa de Carlos Vinagre, situada
a la izquierda del crucero y que fue derribada para ampliar la plaza. Muchos lo
recordamos comenzando con el sonido de una trompeta de la Centenaria Banda
de Música de Caamaño, y que provocaba la entrada en la Plaza de España de la imagen
del Paso, subiendo por la pequeña cuesta de la Calle Fernando Fariña,
encabezada por dos banderas negras (en la actualidad de color púrpura). Posteriormente
se trasladó su salida a la Plaza Nueva.
Los sermones eran muy emocionantes, aunque a veces eso provocase algún lapsus del
franciscano llegando a equivocarse de localidad diciendo Noia en lugar de Porto
do Son… o realizar dos o cuatro caídas en lugar de tres. Es recordado en la
localidad cómo un municipal (Manolo “de Xan”) dirigía a los portadores del Paso
(cuatro en ese momento) y avisando con su gorro para que procediesen a
escenificar las caídas, realizándolas con una gran destreza y rapidez, que
fueron perfeccionando con el tiempo.
Escribe Luis de Carreira en su
reciente libro “Contos do Mar do Son”, sobre una extraña curiosidad de su
juventud, en la que en la boca del soldado del Paso, que muchos hoy siguen
llamando “Demo”, le colocaban una pava de cigarrillo. No deja de ser llamativo
que el que escribe estas líneas, recuerde que recientemente haya visto colocado
un cigarrillo en la imagen, quizá por seguir esta extraña costumbre o simplemente
por mera casualidad. Una vez terminado el Santo Encuentro la comitiva daba la
vuelta al crucero, continuando hasta la Capilla.
En la procesión del Santo
Entierro, a los lados del Santo Sepulcro, la urna denominada coloquialmente
como “Cama de Campos” por el apellido de su elaborador (en Noia también la
llaman así al tratarse de la misma persona), caminaban dos Guardia Civiles,
portando sus armas “a la funerala”, es decir, con la boca del fusil hacia
abajo, en señal de luto, por la muerte de Jesús.
En las procesiones que discurrían
por la carretera general, era habitual ver la imagen de la Virgen María que procesiona en
el Santo Encuentro, en el portal de la casa donde se custodiaba a través de los
cristales de la puerta (la antigua casa de la familia Pazos, en la actualidad
un edificio destinado a viviendas).
Al paso de las procesiones era
habitual (algunos lo siguen haciendo) que los bares, en señal de respeto, cerrasen
las ventanas, cortinas e incluso sus puertas hasta que se fueran alejando.
En los templos, se cubrían las
imágenes y las cruces (en las procesiones se tapaba la cruz con un pequeño
manto de color púrpura), y el Viernes Santo no se colocaban manteles en los
altares.
En cuanto a las imágenes, los que
las manipulamos o las personas que las visten ya conocen cómo son, pero a mucha
gente le sorprenderá saber que muchas no son de cuerpo entero. La Dolorosa que se encuentra
a la entrada de la Iglesia ,
por debajo del hábito es maciza, de ahí su gran peso. La Borriquita también, y
en la sección de fotos de nuestro facebook, podréis ver algunas en su fase de
construcción. La imagen del Cristo del Vía Crucis, es la misma que la del Santo
Sepulcro. Se guarda en un pequeño cubículo debajo de la Virgen de la Soledad en la Capilla de la Atalaya. En su espalda tiene un
enganche para adaptarlo a la cruz. Otra imagen maciza es la del Ecce Homo
Las imágenes del Paso son
articuladas en sus manos, y el Cristo a través de un gancho se adapta a la
cruz, al igual que hace el Cireneo. La Verónica es otra que no tiene cuerpo entero, de
ahí su poco peso. Desde el año 2006 luce un nuevo lienzo con la imagen del
Cristo del Paso, donada por un cofrade. La Virgen de la Soledad , tiene unas manos y un corazón diferente
durante el resto del año, que son cambiadas en Semana Santa.
Y hasta aquí unas pequeñas
referencias de estas historias. Si conocéis alguna otra, podéis comentarla.
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